Aprovechando la masiva llegada de fresas a nuestros comercios. Bueno, mas que fresas, son fresones. Pero ahora dicen, que todos son fresas. Vamos a preparar algo colorista y "potente", si, algo que pueda combinar con estas ricas fresas-nes.
Casualmente, me acaban de regalar un licor de las tierras manchegas. Un aguardiente de orujo, que seguro quedará perfecto y así aprovecho con esta receta y participo en el Reto de Marzo de Cocinenos en el Mundo de Google+ en el apartado de Dulce.
Ingredientes:
Para la crema
150 ml de orujo blanco
200 ml de nata para cocinar
1 yogurt tipo griego
250 ml de leche
150 g de azúcar
2 láminas de gelatina
Para la cobertura
250 g de fresas
150 g de azúcar
2 láminas de gelatina
250 ml de agua
Con estas cantidades, podemos preparar 6 copas.
Atención, un consejo. Es preferible que antes de empezar, quememos un poco el orujo, quitaremos el alcohol y realzaremos el sabor. También podemos calentarlo en una cazuela, pero no haremos desaparecer todo el alcohol.
Atención, un consejo. Es preferible que antes de empezar, quememos un poco el orujo, quitaremos el alcohol y realzaremos el sabor. También podemos calentarlo en una cazuela, pero no haremos desaparecer todo el alcohol.
Además, en un recipiente pequeño, con agua, mantenemos las cuatro láminas de gelatina para que hidraten. Reservamos.
Vamos a preparar la crema de orujo. En una cazuela, a fuego lento, comenzamos a mezclar el yogurt, la nata, el azúcar y el orujo, moviendo bien hasta obtener una crema sin grumos. Seguidamente, añadimos lentamente la leche hasta que todo quede bien mezclado. Subimos un poco el fuego, sin dejar de remover hasta que comience a hervir. En este punto, añadimos las láminas de gelatina ya hidratadas y removemos hasta que queden totalmente disueltas. Retiramos del fuego y rellenamos las copas o los recipientes que hallamos elegidos. Reservaremos hasta que enfríen y se endurezca la crema.
Para la cobertura de fresas, vamos a hacerlo de la misma manera. En una cazuela con el agua, a fuego lento, disolvemos el azúcar y añadimos las fresas cortadas en dados, unos más pequeños que otros, así se podrán ver los cachitos, terminada la cobertura. Removemos constantemente hasta que se consiga una mermelada. Añadimos las otras dos láminas de gelatina, sin dejar de remover, hasta disolver. Retiramos del fuego. Todo ello pueden ser, unos 10 ó 15 minutos. Dejamos enfriar un poco.
Antes que empiezen a endurecer las fresas, rematamos las copas con la cobertura. Dejamos enfriar en la nevera unas cuantas horas. Es recomendable preparar todo de un día para otro.
Un postre para chuparse... la cuchara.